Los tomates suelen ser ser la mayor pasión de los horticultores aficionados, su cultivo no es complicado pero dado que se trata de una planta de origen tropical necesita sol, agua y nutrientes de forma generosa.

En algunas zonas, las más cálidas, ya va siendo hora de plantarlos en el huerto. Los plantines se pueden comprar o prepararlos en casa a partir de semillas, germinándolas en semilleros o en tarritos de yogur, que nos sale más barato, y usando compost nuevo, que ya contiene los nutrientes necesarios. El momento del trasplante a su lugar definitivo en la intemperie llegará una vez que haya desaparecido el riesgo de heladas, y esto es variable según la localización del huerto. Mi zona de cultivo está en Soria, a más de mil metros de altitud y no se trasplanta hasta la segunda mitad de mayo.

Cómo plantar

Una vez que haya llegado el momento y tengamos listos los plantines (si germinamos nosotros las semillas debemos sembrarlas unos dos meses antes del trasplante) simplemente los llevamos a la tierra, colocando cada planta junto a un tutor, al que la iremos atando a medida que vaya creciendo. La zona del huerto que elijamos para los tomates debe ser la más soleada y con suelo rico en materia orgánica. Hay muchos tipos de abonos, yo uso estiércol, con el que preparo la tierra un par de meses antes del trasplante. También hay otros que se pueden utilizar justo antes de poner las plantas, en esto nos pueden asesorar en la tienda donde lo compremos, según la zona, tipo de suelo, antelación, etc.

Lo primero que tenemos que hacer para trasplantar es remover bien la tierra para que quede esponjosa y hacer un hoyo lo suficientemente profundo como para poner el tutor y que quede firme. Una vez fijado éste hacemos un agujero para el plantín, se puede hacer con una palita o con cualquier instrumento improvisado pero lo más práctico es usar un ‘plantador’ que es un cono con mango ideal para esta función y además es muy barato. La distancia entre plantas debe ser de 60cm y de 90cm entre las líneas; con unas veinte plantas tendremos suficiente para consumo familiar y para regalar a amigos.

Si nuestro huerto es urbano y vamos a plantarlos en macetas, éstas deben tener unos 40 o 50 centímetros de profundidad para que la planta se desarrolle bien. Un buen compost siempre va a favorecer el crecimiento de nuestras tomateras.

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¡Cuidado con el frío!

Una buena manera de no correr riesgos durante los primeros días después del trasplante es fabricar una cúpula para cada planta con una botella plástica de 5 litros (las de agua), a la que quitaremos la base. De esta forma nuestras tomateras estarán resguardadas de la posible aparición de una helada tardía.

Manteniendo las plagas a raya

Un cultivo que es bueno asociar al tomate es la albahaca, que mantiene alejada a la mosca blanca y a otras plagas. Además de que se complementan muy bien en la cocina.

¿Qué tomates planto?

Hay una enorme variedad de tomates para elegir, es buena idea ir probando distintos tipos para ver cuál nos funciona mejor y nos gusta más. Mis preferidos son los marmande y los raf, los roma (peritas) son muy buenos también, además de ser de los más productivos. Los peores son los híbridos, que son cruces de distintas especies para lograr mayor resistencia o productividad.

Más adelante, cuando nuestras plantas hayan crecido un poco hablaremos de otras tareas de cultivo en un nuevo post. De momento mantengámoslas con la tierra húmeda (en las zonas secas se riega diariamente, si no es tu caso con hacerlo cada dos días o incluso tres será suficiente) y no las dejemos ir hacia abajo, atándolas por debajo de los ramilletes sin apretar al tutor, dentro de tres semanas o un mes veremos cómo podarlas para que las plantas crezcan fuertes y la producción sea buena.

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