La tercera edición de MasterChef España ha llegado a su fin. Quince concursantes de los que sólo uno podía ganar. ¡Y fue Carlos quién se hizo con el preciado título culinario! Y ojo, que digo esto entre bostezos, porque los espectadores tuvimos que estar hasta pasada la una y media de la madrugada, para enterarnos de quién se convertiría en el vencedor de esta edición.
La final entre Sally y Carlos era más que previsible. Si bien nunca se puede descartar una sorpresa de última hora en este tipo de realities, es algo que nunca ha ocurrido en MasterChef, al menos por el momento. Comencemos analizando las semifinales: cocinar unos postres «superfáciles» que cualquiera podía elaborar en casa. De la mano de Jordi Roca, el mejor repostero del mundo, pero que tiene una mirada penetrante, que ni Van Gogh en sus mejores momentos. Ese fue el instante en el que Sally logró su plaza, con billete para la final y la opción de materializar su más que anhelado sueño: convertirse en MasterChef España, algo que quedó patente durante los 3 meses de concurso.
Pasemos al momento en el que las redes sociales entraron en ebullición. Recordemos que la publicidad o «patrocinios culturales» han sobrepasado el nivel de intrusismo de las propias cadenas privadas: escuelas online, aceites, libros, tablets, electrodomésticos, juguetes… Hasta un bonus track de las Fuerzas Armadas de 30minutos. Bien, pues como decía, las redes saltaron al publicitar, de forma descarada, los hoteles que «la familia» Matutes tiene en Ibiza. Pero la cosa no quedó ahí. Siguieron con más el restaurante Sublimotion, que como eslogan o aspecto diferenciador nos lo vendieron como: «el restaurante más caro del mundo» (1.700€ el menú del día). Aquí ya no podía dar crédito. ¿Ésto es un programa de cocina o una versión televisiva y casposa del Hola? Y encima con la crisis que tenemos encima.
Pero el tema no mejoró. Con la aparición de los comensales de lujo aparecieron algunas caras reconocibles del mundillo, aunque había otros como la de Arancha de Benito, entre otros pijos, que no terminábamos de entender qué pintaban allí. Pantallas y rollo multimedia a tutiplen, la chica de Luzil que volvía del futuro a cantar los platos, globos y otros artificios. Y el mejor truco lo dejan para el final: ese en el que te dejan la cuenta y te vacían la cartera, sin que te des ni cuenta de cómo ha sido. Twitter, era una hervidero.
Y fue en esta prueba donde pinchó el siempre feliz de Antonio, y donde Andrea se proclamo cuqui-tercera. Carlos lograba la deseada plaza, tal y como todos esperábamos. Y ya estábamos en la gran final.
Por un lado tenemos a Sally, madre coraje paraguaya, abandonada por sus padres y que emigró a España en busca de un futuro mejor. Una historia lacrimógena que parece que se repite, casualmente, entre los concursantes de varias ediciones.
Por otro está Carlos, un joven vendedor ambulante que, por su aspecto, parece que sólo cocina batidos de proteínas de esos que venden en los gimnasios en botes de 5 kilos, como los del ColaCao familiar. Con aspecto de poligonero y modales por pulir, nos cae bien a todos, por ser un competidor de los sanotes. Además, nos sorprendió a todos, cuando nadie daba un duro por él al principio del concurso, algo que ya sabemos que gusta mucho.
Ya en la ronda final, el toledano y la paraguaya tuvieron que cocinar dos platos y postre, con jueces de excepción (además de los habituales), los grandes del panorama de la cocina como son Ferran Adriá, Joan Roca y Andoni Luis Aduriz. Aquí vimos como Sally ejecutó un menú menos arriesgado e innovador que el de Carlos. Así las cosas y tras los elogios a uno y otro por parte del jurado, Carlos logró finalmente el preciado título de MasterChef España, los 100.000 eurazos, una formación en el Basque Culinary Center que ya quisiéramos para nosotros y el sueño de todo cocinero-cocinillas; su propio libro de recetas.
A mi, personalmente, me sorprendió la creatividad e imaginación del menú de Carlos, y eso, unido a su constancia y evolución durante el programa, le convirtieron en justo vencedor de esta tercera edición. Según parece, por lo que dijeron los chefs presentes, su menú estaba a la altura de un restaurante de tres estrellas y sabía tan bien como parecía a través de la televisión.
Por si queréis tomar buena nota, compartimos con vosotros los platos que elaboró Carlos Maldonado, el nuevo MasterChef España 2015.
Bocadillo 2.0 de calamares con pan de tinta
Merluza a baja temperatura con ajo negro y huevas
Torrija con pan de brioche y frutas del bosque
Ahora, nos quedamos los martes sin programas de cocina. Ni MasterChef, ni el taciturno Cocina2 de los hermanos Torres, pues en la noche de ayer ambos cerraron la temporada. Pero para que el mono se nos pase mejor, tenemos un nuevo programa perfecto para el veranito: Cocineros al volante. Un nuevo reality, de la productora de MasterChef, en el que ocho food trucks, con el ganador Carlos y su padre a los mandos de uno de ellos, recorrerán España y abordarán distintas pruebas.
Fotografias: rtve.es
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