Me encantan los mejillones, así que ahora que estamos en octubre pues he comenzado a atacar a estos «bivalvos«. No es que en verano no haya, ya que hoy en día son mayoritariamente de cultivo, pero su parón biológico se produce en esa estación y ahora me da la sensación que vienen más «llenos».
En mi casa, como más nos gustan, son al vapor. Según se abren, sacarlos y servirlos y más vale que los divida en dos platos o me de prisa si quiero catar un cuarto de los que haya en la fuente… Además, mi contrincante, en el reparto de la comida, aprendió una técnica de un gran amigo bretón. Ésta consiste en utilizar, a modo de pinza, la doble concha del primer mejillón y usarla para sacar la carne al resto. Original y eficaz. Pero vamos, que a ésto ¡ya sabemos jugar los dos!
La verdad es que, hasta hace poco, limpiaba las conchas como si me fuera la vida en ello. Hasta tenía un estropajo de metal reservado para esta ardua tarea. Pero ya no me tomo esa molestia. Desde que leí que no se debían quitar las incrustaciones de la concha. Por lo visto, estas «imperfecciones» añadidas le dan a nuestra elaboración más sabor a mar al caldo. Eso sí, sólo hay que quitar los filamentos y las barbas. La tarea de limpieza ya es otra cosa.
En esta receta, me ha apetecido darle un punto cremoso a los mejillones. Mientras los preparaba, al añadirle la ralladura de limón, se me ha ocurrido que el aroma de alguna hierba, como la salvia, les iba a venir bien. La verdad es que no andaba equivocado, porque el resultado me ha gustado mucho. Probad y ya me contaréis.
Print Recipe
|
||||
Tiempo elaboración:20 minutos |
||||
|
||||
|
||||
|
||||
|
||||
|
||||
Trucos y Consejos | ||||
|
Hacer Comentario