Muchos de los platos que se cocinan nacen de la necesidad pura y dura. Como hacer un guiso con poca cosa, como les ocurría a los pescadores vascos cuando se zampaban un marmitako. O como la necesidad de llevarse algo a la boca, entre cliente y cliente, de las prostitutas de Nápoles cuando se trincaban unos Spaghetti a la puttanesca.
Yo tenía una clara necesidad en este caso: acabar las sobras que tenía en el frigorífico. Realmente, a mi me da pena tener un entrecot solitario, que casi ni se habla con una bandeja de champiñones, pese a compartir espacio dos baldas más abajo. Por eso, pensé en hacer ¡una salsa de champiñones! De de esas de untar a gusto y que luego requieren dos horitas de siesta.
Me bajé a comprar algo de nata, cebolla, vino blanco… y un ramillete de eneldo que, para mi, era más bonito que una docena de rosas.
Cuando volví a casa comienzo lo que yo denomino «la liada», es decir, empiezo a sacar sartenes, sal de no sé que tipo, cuchillo para cortar vegetales, cuchillo para carnes. El resultado es que me dan las cuatro de la tarde y, aún sin comer, estoy sacando la foto de la receta. Menos mal que luego tuve mi recompensa y me metí este pedazo de entrecot entre pecho y espalda. Y bien acompañado de su salsa y sus rebanadas de pan de leña.
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Tiempo elaboración:60 minutos |
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Trucos y Consejos | ||||
Siempre que hagamos una carne, es buena idea sacarla del frigorífico, por lo menos 2-3 horas antes de cocinarla. Así estará a temperatura ambiente toda la pieza cuando la cocinemos, y el interior no estará frio (sobre todo cuando lo queremos poco hecho) |
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