El bacalao es uno de esos pescados que te gustan o lo odias (como a Eminem), pero aquí por el Norte y por el resto de la península, goza de gran aceptación. A mi particularmente me gusta, ya sea desalado o fresco. Y me gusta al lado de una buena barra de pan, porque casi siempre se hace con una salsa gelatinosa en la que hacer barquitos (en mi caso se les podría llamar buques).
Bacalao a la Vizcaína es una de mis recetas favoritas, pero también se puede hacer al pil pil (meneando a mano o con el truco del colador, que ya explicaré) o al ajoarriero, o confitado, etc. De todas esas formas, conseguiremos recetas deliciosas. Y hay que cocinarlas, claro que sí, pero si tienes la oportunidad de escaparte algunos días a Portugal y comerlo en Oporto o en Lisboa (con unos pastelitos de Belén), pues ya ni te cuento, lo bien que te sabrá!
Pero lo más curioso es de donde viene nuestro gusto por este pescado. Y es que gallegos y vascos llevan cuatro siglos pescándolo en Terranova. Era un pescado barato, fácil de conservar en sal (y por lo tanto de llegar hasta el interior del país) y que podía suplir a la carne cuando la iglesia lo prohibía. Aquí ya sabemos que en caso de no poder comer carne, pues con hambre tampoco nos íbamos a quedar; venga bacalao, venga dulce…
Asi que cuando vayas la pescadería y te claven por unos lomos, piensa en los sufridos pescadores (los que pescan de forma sostenible, of course) que se pasan meses fuera de casa para traernos joyitas como el bacalao. La temporada de pesca va desde finales de otoño hasta la primavera, pero como lo mantenemos en salazón, podemos consumirlo todo el año.
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Tiempo elaboración:90 minutos |
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Trucos y Consejos | ||||
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