Llevo varios años preparando esta original y maravillosa ensalada, desde que la comí en casa de una amiga sueca en Barcelona. Pero no ha sido hasta hace menos de un mes (a pesar de mi frikismo gastronómico) y gracias a El Comidista, que me he enterado de que su autora es Nigella Dawson.
Para quien no la conozca, es una famosa cocinera inglesa con mucho estilo, que destaca por sus originales y sencillos platos. Algo así como la versión femenina y refinada de Jamie Oliver.
Esta ensalada, además de original, es una auténtica gozada: dulce y salada a la vez, superfresca y llena de color. No sé si por la cantidad de veces que la he hecho, pensaba que era más conocida, pero he descubierto que no lo es tanto. Así que quiero aportar mi grano de arena para se convierta en un clásico del verano y que el tomate y la lechuga no sean la base de todas las ensaladas que preparéis.
Es rápidísima de elaborar y creo que lo más difícil de hacer es cortar la sandía en cuadrados, para que veáis el nivel. Quizás a alguien le sorprenda que se le añada lima a la cebolla y se deje macerar. Pero echar un ácido a la cebolla, en este caso la lima la suaviza y, en este caso, le aporta mucho sabor.
Por eso, si alguna vez os quedáis sin cebolleta para comer en crudo un truquillo es añadir vinagre (o limón, lima…) para suavizar una cebolla picada. Dejáis reposar un rato y la enjuagáis si no queréis que le aporte sabor y lista para añadir a la ensalada.
En la versión original Nigella, además del perejil, le añade menta. Pero yo os presento la receta que he hecho siempre. Eso sí, con las medidas que ella recomienda, ya que yo la suelo hacer a ojo. Pero no dudéis en probar la original o sustituir el perejil por rúcula o cilantro. Modificadla a vuestro antojo, ¡que en la cocina no hay que tener miedo!
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Tiempo elaboración:10 minutos |
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Trucos y Consejos | ||||
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